HISTORIA DE LA DEVOCION A

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

"Flor del Carmelo" "Estrella del Mar"

Su nombre Carmen viene de Carmelo, un monte situado en la ciudad de Haifa en el norte de Israel, en la zona de Galilea.

Karmel (Carmen) significa en hebreo "Jardín" y en latín "Poesía".

En la Biblia encontramos diferentes pasajes que nos hablan del Monte Carmelo, considerado siempre bello. Precisamente allí, en el Valle “El-Muhraga” esta ubicado el santuario que dio origen a esta devoción: el Santuario de la Virgen del Carmelo (o del Carmen).

"Nadie ignora que la devoción al Escapulario del Carmen es la más popular de las devociones marianas y la advocación a la Virgen del Carmen la más antigua y una de las más gloriosas y simpáticas con que el mundo venera a la Augusta Madre de Dios, le pide favores, hace votos y le rinde gracias. Popular no quiere decir que carezca de fondo teológico, antes al contrario, el hombre de la Virgen del Carmen con su Santo Escapulario evoca el concepto de Madre de Dios, con todos sus misterios, nos recuerda los milagros de su poder, revela todas las ternuras de su corazón y canta todas las prerrogativas que hacen de Ella algo que está sobre los hombres y sobre los ángeles: una creación aparte".

 

ORIGEN DE LA DEVOCION

El Carmelo era el monte donde numerosos profetas rindieron culto a Dios. Los principales fueron Elías y su discípulo Eliseo, pero existían también diferentes personas que se retiraban en las cuevas de la montaña para seguir una vida eremítica. Esta forma de oración, de penitencia y de austeridad fue continuada siglos más tarde, concretamente en el III y IV,  por hombres cristianos que siguieron el modelo de Jesucristo y que de alguna forma tuvieron al mismo Elías como patrón situándose en el valle llamado Wadi-es-Siah.

En el siglo XII, un grupo de devotos de Tierra Santa procedentes de Occidente -algunos creen que venían de Italia-, decidieron instalarse en el mismo valle que sus antecesores y escogieron como patrona a la Virgen María. Allí construyeron la primera iglesia dedicada a Santa María del Monte Carmelo. No quisieron crear una nueva forma de culto mariano, ni tampoco, el título de la advocación, respondía a una imagen en especial. Quisieron vivir bajo los aspectos marianos que salían reflejados en los textos evangélicos: maternidad divina, virginidad, inmaculada concepción y anunciación. Estos devotos que decidieron vivir en comunidad bajo la oración y la pobreza, fueron la cuna de la Orden de los Carmelitas, y su devoción a la Virgen permitió que naciera una nueva advocación: Nuestra Señora del Carmen.

 

LA ORDEN DE LOS CARMELITAS

Aquellos primeros monjes instalados en el valle del Wadi-es-Siah del Monte Carmelo, convivieron bajo una primera regla que obtuvo en 1226 la aprobación del patriarca de Jerusalén, que se llamaba  Alberto, y del Papa Honorio III. La regla subrayaba vigorosamente el carácter de soledad y de huída del mundo del modelo de vida monástica: los monjes debían vivir en celdas separadas, bajo obediencia, castidad y pobreza, en silencio, oración, ayuno, etc. Un planteamiento que se ha mantenido en los rasgos fundamentales de la espiritualidad de la orden. 
En el mismo siglo XIII muchos monjes huyeron a Chipre, Sicilia, Francia e Inglaterra a causa de los crecientes peligros de la invasión musulmana, mientras otros, intentaban sobrevivir en Tierra Santa.

Sin embargo, muy pronto, se formó una corriente en Inglaterra y en otras partes de Occidente que deseaba adaptar la orden a la realidad occidental, siguiendo el modelo de otras congregaciones religiosas como los franciscanos y los dominicos. De esta forma, se pretendía que los carmelitas pudieran abrir conventos en las ciudades y realizar trabajos pastorales. En 1247 el Papa Inocencio IV aprobó este cambio de estilo de vida, aunque se abstenían de comer carne y continuaban guardando silencio, llevando un estilo de pobreza y sobretodo, una gran devoción a la Virgen María. Este amor mariano les valió a los carmelitas el aprecio de todos los pueblos donde estaban instalados y el reconocimiento oficial de la Iglesia Católica en 1286 por el Papa Honorio IV. 

En el mismo siglo XIII, uno de los monjes carmelitas, San Simón Stock, recibe de manos de la mismísima Virgen María el escapulario, el símbolo de dicha congregación y del que ya hablaré más tarde. Es a partir de entonces cuando nace la imagen de la advocación de Nuestra Señora del Carmen: el Niño y la Madre aguantando el escapulario, la figura típica de dicha devoción mariana.

En los años 1434-1435, la regla sufrió una serie de cambios que fueron aprobados por el Papa Eugenio IV y que no gustaron a ciertos sectores de la orden. Para ellos, la nueva regla suavizaba la observancia más antigua y forzó a que en el siglo XV, Juan Sorteh (1451-1471) empezara a movilizar un nuevo movimiento que llevaría en 1593 a la ruptura de la orden carmelitana en dos bandos. Los principales miembros de esta reforma en España fueron Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan de la Cruz (1542-1591), dos de los más grandes ejemplos de la mística cristiana. Para constituir su regla, se apoyaron básicamente en la que ya fuera aprobada en 1247 sin incluir las posteriores atenuaciones de 1434-1435. A esta nueva congregación se la llamó Orden de los Carmelitas Descalzos, mientras que los anteriores, fueron conocidos por la Orden de los Carmelitas Calzados o de la Antigua Observancia. 

Visten hábito marrón con el escapulario y capucha y, en ocasiones solemnes, capa y capucha de color blanco.

 

 LA ORDEN DE LAS CARMELITAS

Las carmelitas. La orden femenina, nació en los siglos XIII y XIV, pero no se organizaron como comunidad hasta el año de 1450 cuando fundaron en Florencia (Italia) el Monasterio de Santa María de los Ángeles. 
Santa Teresa de Jesús impulsó en España una reforma en la congregación para llevar a cabo una vida de clausura estricta y de oración profunda. El 7 de febrero de 1562, la santa obtuvo autorización para la erección del Monasterio de San José de Ávila, que se abrió el 24 de agosto de 1562. En él, se siguió la observancia de la regla que ella consideraba "primitiva" y que fue aprobada por Inocencio IV en 1247.

Santa Teresa fundó 16 monasterios: Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Salamanca y Alba de Tormes de entre otros. A parte de San Juan de la Cruz, el Padre Gracián fue junto a Santa Teresa los impulsores de esta reforma femenina conocida también bajo el nombre de "carmelitas descalzas". El espíritu de Santa Teresa fue difundido fuera de España y se abrieron muchos conventos en diferentes países de Europa. De entre muchas monjas que formaron parte de las carmelitas descalzas cabe señalar a Santa Teresa del Niño Jesús, también conocida como Teresa de Lisieux (1873-1897) y a Santa Edith Stein (1891-1942).

Otras congregaciones: hay un gran repertorio en todo el mundo de grupos religiosos que siguen el espíritu carmelitano que realizan diferentes servicios en los pueblos donde residen, casi todo ellos dedicados a la educación, a los enfermos y a los marginados. Todas estas órdenes fueron fundadas por monjas, sacerdotes o religiosos. Aquí están: Carmelitas de la Caridad (conocidas también como "las Vedrunas" porqué las fundó Santa Joaquina de Vedruna), Carmelitas Misioneras Teresianas, Carmelitas Terciarios Misioneros, Carmelitas de San José, Carmelitas Teresas de San José, Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo y Carmelitas del Sagrado Corazón de Jesús.

Dice la tradición que el monje San Simón Stock, fue célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió un 16 de Julio del año 1251, se le apareció la Santísima Virgen y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios con deseo de convertirse y llevar una vida más santa.

En el siglo XVII, el Papa Pablo V fija el 16 de julio como la fecha para celebrar la fiesta de Nuestra Señora del Carmen.

Gracias a la tradición de la entrega del escapulario por parte de María a San Simón Stock, la orden de los Carmelitas sufrió un gran auge, naciendo la imagen de Nuestra Señora del Carmen, tal y como la conocemos hoy.

 

 

 (1) Fr. Pablo Bernabé - Fr. Alvaro Díaz. "Crónica Coronación de Nuestra Señora del Carmen de La Legua". 1951,

 Fr. Eulogio del S. C. de Jesús (C.D.). "La Coronación de la Virgen de La Legua". 1951: 185

 (2)  Ángel Rodríguez Vilagrán. "El Angel de la Web" "Nuestra Señora del Carmen" 1999, pagina Web

l Volver a la Página principal l